Los espacios o lugares émicos (aquel destinado a la exclusión), los lugares fágicos (aquel destinado a la inclusión), los no-lugares (es un espacio despojado de las expresiones simbólicas de identidad) y los espacios vacíos (lugares que siempre han estado ahí, pero inexistentes en nuestro mapa mental) se movilizaron, se reconfiguraron en la incertidumbre y en nuestro que hacer como profesores que crean.
Buscamos contribuir el ejercicio artístico al poner en evidencia esta clasificación de espacios y no lugares, dando una mirada desde las formas, desde los volú- menes para acercarse a la conceptualización de una sociedad líquida, de lo incierto como profesores de la asignatura de creación, dando cuenta de procesos, de organización de nuestros imaginarios, de un quehacer que no es concreto, sino en muchas ocasiones líquido a la manera de Bauman (2015).
Considerando lo anterior, creemos necesario re-construir nuestras prácticas con los estudiantes acompañándolos en su proceso de creación levantando un taller donde los procesos de creación y retroalimentación sean bidireccionales hacia el estudiante y hacia el profesor, dando cuenta de un “Taller Horizontal”. Los desafíos que presenta la formación inicial de docente, desde una concepción que asume la perspectiva de una sociedad líquida, se basa en acompañar una experiencia educativa más allá de un aprendizaje, que no siempre es coherente con esta perspectiva. Esto implica una nueva forma de interactuar, mediante la facilitación de experiencias de aprendizaje desde una
mirada horizontal, a través de espacios para el diálogo, fortaleciendo los procesos de búsqueda de sus propios imaginarios y con ello de creación.